"Yo conservé sus carpetas tal como estaban. También tengo sus boletines. De ellos, el que más me gusta es uno de sus últimos años, porque tiene conducta mala. Es el que yo exhibo. Porque ella era la abanderada, con 9,40 de promedio, pero esto demuestra como era ella realmente.

La elección de ir al Nacional Buenos Aires fue de ella. Desde luego que nosotros estábamos de acuerdo y mi padre, su abuelo, cuando entró la festejó mucho. Para él fue la vendetta, porque yo no había entrado y ella sí. Él vivió su primer año de secundaria y después se murió. Siempre pienso que fue una suerte que no haya vivido el secuestro de Franca. Porque los años que ella se lució con sus estudios hubieran sido bárbaros para él. Pero siendo abogado y con su concepción sobre la justicia, ¡cómo hubiera sufrido!

Mi padre no quería irse de Italia, pero mi mamá lo convenció. Después, cuando terminó la guerra, la mayoría de los judíos-italianos volvieron. Entonces, como yo estaba de novia, mi mamá me preguntó qué hacíamos porque mi papá quería volver. Como yo era menor le dije que iba a viajar con ellos pero apenas terminaba, volvía para casarme. Yo ya estaba de novia con Giorgio, el papá de Franca. Mi hermana ya estaba casada y con una hija. Eran demasiadas raíces. Así que nos quedamos todos”.

* Testimonio de Vera Jarach registrado por Memoria Abierta el 26 de julio de 2010. Vera es periodista y escritora. Al momento de la entrevista integra la Fundación Memoria Histórica y Social Argentina y la Comisión Directiva de Memoria Abierta.